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“Somos la única librería deportiva que existe en la actualidad en España y sabemos que no es una buena noticia” 

  13/02/2020 18:35 EMPRESARIADO


El pasado mes de diciembre se cumplieron 50 años de la apertura en Madrid de la Librería Deportiva Esteban Sanz. A sus 88 primaveras, este vallisoletano afincado desde hace siete décadas en la capital madrileña, pelotari en sus años mozos, seguía acudiendo a diario, antes de mediar el estado de alarma por el coronavirus, al negocio que con su esfuerzo ha llevado a celebrar las bodas de plata y que ahora regenta su hijo Jorge. Le apena que otros establecimientos similares que antes existían en nuestro país se hayan quedado por el camino y reclama “políticas activas de lectura” que ayuden a que la librería que él inauguró a finales de los sesenta pueda seguir ofreciendo cultura y conocimiento en el ámbito del deporte durante 50 años más. DIRECCIÓN Y GESTIÓN DEL DEPORTE ha mantenido una interesante charla con este incombustible empresario.

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Esteban, junto al técnico de fútbol argentino Marcelo Luis Álvarez, autor de 'El jugador nº 11'

¿Cómo le dio hace 50 años por montar una librería deportiva? ¿Había tenido anteriormente alguna formación o experiencia en relación con el deporte y/o la educación física?
Yo procedo de un pequeño pueblo de Valladolid, Aguasal. Allí el único deporte que podíamos practicar era la pelota vasca, contra el muro de la iglesia. Cuando llegué a Madrid, en 1951, seguí practicándolo (llegué tres veces a las finales de Castilla… y perdí todas) y, de ese modo, un amigo de esas tardes de pelota me ofreció hacerme cargo de la gestión de una distribuidora de libros, DIPSA. Con el tiempo me ofrecieron a su vez la distribución de las cinco obras de deporte que editaba la Delegación Nacional de la Juventud, que dirigía en esa época, Alberto Ruiz Gallardón, padre del que fue alcalde de Madrid, presidente de la Comunidad y Ministro. Eso ocurrió en 1958 y once años después, habiéndose multiplicado las ediciones dedicadas al deporte, decidí crear una librería exclusivamente de deportes y E.F. y dejar la distribución. La abrí en la Plaza de Pontejos, a 50 metros de nuestra actual ubicación y la inauguración fue un gran éxito, con toda la prensa y deportistas de renombre.

¿Le costó hacerse con una clientela en aquella época, a finales de los 60?
La verdad es que había una gran necesidad de divulgación y la clientela aparecía casi sin esfuerzo, también con ayuda de algunos organismos oficiales que nos publicitaron. Coincidió a su vez en el tiempo con la génesis del INEF, en 1966-1967, cuya biblioteca ayudamos a crear. El tener una base de alumnos venidos de toda España, ávidos de obras y conocimientos, fue un gran espaldarazo.

¿Qué tipo de libros eran los que más aceptación tenían en aquella época inicial? ¿Muy diferentes a los que más se venden ahora?
Evidentemente la ciencia del entrenamiento deportivo ha cambiado totalmente y las aficiones y modas también. Y la bibliografía siempre va a rebufo de su tiempo. En los años 60 había libros básicos de entrenamiento, en los 70 empezó a ver más narrativa, en los 80 y 90 los técnicos españoles empezaron a imponer sus publicaciones a las extranjeras (importábamos mucho de Francia, Italia, Inglaterra…y, lógicamente, de Hispanoamérica), en los 90 ya hubo un boom de publicaciones científicas españolas (por el ADO, en parte) y nació el fenómeno fan en el fútbol. Y las modas de la preparación física… Del aeróbic al pilates, del culturismo y las artes marciales al entrenamiento funcional y el yoga, el running…  Por supuesto, nosotros también hemos ido añadiendo materias como la danza y la expresión corporal, todos los deportes de naturaleza y cualquier disciplina que tocara el deporte transversalmente: derecho, medicina, economía, psicología, sociología, ciencias de la salud… Son 15.000 referencias.

Creo que hay un clásico que ha aguantado a todo tipo de modas: el reglamento de fútbol comentado de Pedro Escartín. ¿Cuántos ejemplares ha podido vender en estos 50 años?
Realmente se dejó de editar tras la muerte de D. Pedro Escartín, nadie se atrevió a seguir sus pasos. Calcule  44 ediciones a una media de 5.000 cada una... Las últimas tirábamos 10.000.

¿Cuál es el perfil habitual del cliente asiduo a la Librería Deportiva Sanz? ¿Ha cambiado a lo largo del tiempo?
Existe un alto porcentaje de profesionales: licenciados en EEFF, entrenadores deportivos de base y de alto nivel, gestores del deporte, agentes, abogados, profesionales de las ciencias de la salud, periodistas… Y después el deportista amateur y el aficionado a la historia y memorabilia de los diferentes deporte.

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En este sentido, creo que el mejor cliente que tiene es el entrenador de fútbol Juanma Lillo…
Sí, pero además, afortunadamente, tenemos muchos clientes muy fieles y proselitistas con el libro, que compran para ellos y para regalar a amigos, alumnos, colegas...

Supongo que también habrá hecho relación con muchas personas destacadas dentro de la gestión deportiva, tanto a nivel político como federativo o de clubs, ¿no es así?
Sí, la lista de dirigentes, técnicos, jugadores que han pasado por aquí es interminable. Tenemos además la distribución de las obras de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA), de la de fútbol (RFEF) y de la de natación (RFEN), pero lamentablemente la labor divulgativa/investigadora que deberían ejercer las Federaciones no está muy extendida. Son microcosmos cerrados y prácticamente inaccesibles, al menos al nivel de organizaciones. A título personal sí que nos consta que los técnicos se reciclan y compran novedades. El nivel de nuestros técnicos es espectacular y somos una potencia exportadora de talento en deporte. Muchos de nuestros clientes nos visitan cuando vuelven a España de vacaciones desde los países en donde trabajan, sobre todo en Asia y USA.

¿Cómo han podido capear el temporal desatado por la transformación digital?
No ha habido un temporal por el libro digital… más bien un terremoto que ha cambiado el paradigma del aprendizaje a nivel general. La gente ya no lee más allá del tweet, todo lo que sea más de cuatro páginas… Entre las plataformas de series y cines y las redes sociales la gente no tiene tiempo para un aprendizaje pausado. La lectura necesita un tiempo y un esfuerzo, una voluntad de aislarte del mundo durante al menos media hora… y eso ya casi nadie lo practica. El libro electrónico no ha triunfado ni en España ni en los países anglosajones. Incluso la piratería ha bajado. Nosotros vendíamos libro electrónico y lo abandonamos por que no aportaba nada económicamente, era residual. A las librerías les ha hecho también mucho daño los gigantes del comercio electrónico y sus posiciones abusivas. Van a desaparecer muchos comercios en España y muchísimos puestos de trabajo y nos daremos cuenta tarde para lamentarnos y rectificar.

¿Es la única librería deportiva que existe en España? ¿Antes había alguna otra más?
Sí, somos la única… y sabemos que no es buena noticia. Hubo una con sedes en Madrid y Barcelona, Gymnos, que cerró en 2006. Otra en Barcelona, Kinés, que cerró el mismo año. Otra en Lérida, Agonós, que también cerró. Wanceulen en Sevilla se transformó en editorial y colaboramos mucho con ellos.

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Esteban, recogiendo en 2018 un Premio Especial de Agaxede de manos de Eduardo Blanco

¿Con 88 años, sigue manteniendo la misma rutina de siempre en la librería?¿Lo de la jubilación no va con usted?
Básicamente sí, pero ya no participo en la gestión, más que nada vengo a pasar el tiempo, sin horarios, a veces charlo con los clientes, conozco las novedades, estoy al tanto de todo pero sin implicarme. Pero no, no pienso dejar de venir, me mantiene activo tanto física como mentalmente.

¿Le ve futuro al negocio?
Hacen falta políticas activas de lectura en este país, el libro ha de volver a ser un elemento diferenciador en la cultura, más en un país tan potente editorialmente hablando y con uno de los idiomas más influyentes y ricos. Debemos fijarnos mucho en Francia y sus políticas de apoyo al libro.  Y faltan también acciones para proteger el pequeño comercio, las pymes son la red social, laboral y económica de este país, no se puede legislar para los grandes, lo vamos a lamentar. Cualquier librería crea proporcionalmente más empleo, paga más impuestos y mantiene la red social más que Mercadona, Amazon o Zara… Además, se pierde mucho capital humano y profesional, todo ese saber no se va a encontrar en empresas multiservicios de personal rotante.

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Jorge Sanz, agachado, junto a su padre y a las trabajadoras de la Librería Deportiva ESM

Su hijo Jorge parece haber heredado su vocación, ¿no es así?
Sí, informatizó la librería en 1991, fuimos la cuarta librería en España en poner una web operativa, ya en 1996, la web nos proporciona el 75% de las ventas, lleva la edición de nuevas obras, toda la gestión de compras y ventas, la gestión y diseño de la web, el marketing digital, la Feria del Libro… Un negocio como éste conlleva una multitud de facetas y de horas que la gente desconoce. Todavía existe el tópico del librero esperando en su tienda leyendo tranquilamente. Eso no lo hemos vivido nunca...

¿Qué hace falta para mantener vivo durante 50 años un negocio tan especializado como este?
La especialización es una ayuda, realmente… Sobre todo amor al detalle, a las cosas bien hechas, paciencia de agricultor para ver cómo las cosas acaban floreciendo, cómo ese libro por el que apostaste se acaba vendiendo, saber dar al cliente lo que necesita y no lo que quiere, decirle a un cliente que no se lleve ese libro, que no le va a servir para nada… En suma, crear confianza con el cliente. Es imprescindible, por supuesto, saber rodearte de personal eficaz y haber tenido la suerte de poder trabajar con excelentes editoriales, proveedores, empresas de transporte...

Para conocer más sobre lo que ofrece la Librería Deportiva Esteban Sanz, entrar en su web www.libreriadeportiva.com

 

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