AUTOR: Félix Jordán de Urríes Mur · Director general de la Fundación Deporte Joven del Consejo Superior de Deportes

El pasado Encuentro Nacional de la Industria del Deporte en España ha comenzado a hacer camino para disponer, en un horizonte no muy lejano, el aglutinamiento de la industria del deporte de nuestro país. Y eso ha sido posible gracias al liderazgo e impulso de la Federación de Asociaciones de Gestión del Deporte de España, escoltada muy de cerca por cinco confederaciones sectoriales del deporte más, que agrupan a la inmensa mayoría de profesionales y público consumidor de servicios y productos deportivos de nuestro país, además de la colaboración de varias entidades privadas y el apoyo institucional, también, del Consejo Superior de Deportes y la Fundación Deporte Joven.

A pesar de estar ya bien entrados en el siglo XXI y ser conscientes, por lo menos los profesionales de la gestión deportiva, de la importancia de todo lo que circunda al fenómeno deportivo, todavía la sociedad civil, la clase política e instituciones, siguen viendo “lo deportivo” como un fenómeno complementario, adyacente, algo que sí, está bien, pero está allí… Y no, no es así. La iniciativa privada lo ha visto, no ahora, sino hace varias décadas, y ya se ha puesto manos a la obra, para hacer llegar a la ciudadanía de nuestro país que se trata de una herramienta transversal en todos los sentidos, que es capaz de transformar nuestra sociedad.

Félix Jordán de Urríes, en la sesión inaugural del Encuentro de la Industria del Deporte

Pocos ámbitos o áreas de la vida tienen tanta incidencia directa como el deporte, en otros que en principio pueden ser muy distantes como, por ejemplo, la sanidad, la educación, el medio ambiente, la diplomacia o la seguridad, la tecnología, el territorio, el ámbito de lo social, etc. Y esto, indudablemente, hace que se generen oportunidades de desarrollo de negocio muy interesantes que, por un lado, generan una economía circular fundamental y, por otro, nos llevan a hablar de una industria que aporta directamente a la sociedad aspectos muy positivos en términos cuantitativos y cualitativos, entre ellos que haya personas más sanas y saludables, así como formas de transporte sostenibles, tecnología facilitadora de nuestro día a día, o el mismo aprovechamiento de los recursos endógenos de nuestro país.

Uno de los retos que ahora mismo tenemos los responsables del ámbito de la gestión, y también desde el sector institucional deportivo, es hacer que este fenómeno o actividad pase a formar parte realmente del debate público (y no me refiero a los debates del entrenador que todos llevamos dentro en la barra de bar), de la agenda política y de las prioridades de la ciudadanía de este país. Es la única manera de lograr que el deporte forme parte de los grandes bloques temáticos institucionales tradicionales, y que se pueda equiparar a niveles que representan “la educación”, “la cultura”, “la sanidad”, “la seguridad”, etc. Podamos hablar, pues, de “el deporte”, en su sentido más amplio, y desde una perspectiva más global y una concepción más concreta. Solo así y de esta manera, podremos normalizar el deporte, dentro de la agenda institucional, social y política de nuestro país.

Estoy seguro de que, el inicio verdadero del camino lo ha propiciado este encuentro (también en el pasado ha habido multitud de iniciativas y propuestas que, sin lugar a dudas, han sido los cimientos de este), que se traduce en la constitución de un “lobby” oficioso que marcará, estoy seguro, en el futuro, el calendario de decisiones de muchas cuestiones vitales para el sector deportivo del territorio, para la industria deportiva del país y, en definitiva, para toda la sociedad española.

Y en todo este camino, las instituciones debemos de acompañar, facilitar y ayudar hacia la consecución del objetivo. Por ello puedo confirmar, por la responsabilidad que ostento, la apuesta decidida de la Fundación Deporte Joven del Consejo Superior de Deportes en el apoyo en todo este trayecto. Aquí, somos una pieza más del puzzle, intentando complementar el gran conocimiento de los profesionales que pedalean y aportan a este constructo en continuo crecimiento.

Por ello, ya lo decía Antonio Machado, en su célebre poema, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar…”, este camino no lo va a hacer nadie por nosotros. No lo van a abrir, a marcar… Nadie hará nada, salvo que lo acometamos nosotros. Seamos, por tanto, quienes iniciemos la marcha y comencemos a andar y lleguemos al final de un camino que, tal vez seguro, será el comienzo de otro.