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Nuevo Gobierno, nueva dirección del deporte en España 

  25/01/2024 10:54 EDITORIAL


AUTOR: Fernando París Roche · Presidente de FAGDE

El sexto presidente del Consejo Superior de Deportes en seis años…

José Manuel Rodríguez Uribes asume la presidencia del CSD después de haber sido Ministro del ramo -entonces como Ministro de Cultura y Deporte- entre 2020 y 2021 y  afronta, en un nuevo Ministerio, el de Educación, Formación profesional y Deportes, una situación compleja a la que, sin duda, le ayudará su experiencia política y su formación de filósofo.

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Rodríguez Uribes, en su toma de posesión como presidente del CSD Foto: CSD

Tiene Uribes como objetivo principal el desarrollo de la nueva Ley del Deporte que, más de un año después de ser aprobada, no ha visto publicada ninguna de la decena de normativas que, al menos inicialmente, va a necesitar.

Entre las actuaciones a abordar próximamente, además del desarrollo de la Ley, habría que destacar la definitiva regulación del ejercicio profesional de determinadas profesiones del deporte; la dotación al Consejo Superior de Deportes de mayores recursos humanos, especialmente técnicos, para poder asumir las competencias que la propia Ley del Deporte le atribuye y el sector le demanda; tendrá que encarar la situación generada en el fútbol español - en la RFEF- en la era post-Rubiales y ser consciente de que la problemática del fútbol español no es aplicable directamente al resto de las sesenta federaciones españolas; deberá impulsar, con el Ministerio de Sanidad, los proyectos de prescripción de actividad física y deporte en el sistema sanitario público; o revisar la fiscalidad aplicada a la práctica deportiva, recuperando los niveles existentes con anterioridad a 2012.

Además, al presidente del CSD le corresponderá enfrentarse a otros problemas que vienen. Algunos presentes desde hace muchos años, como la violencia, el racismo, el machismo y la xenofobia en el fútbol, que vuelven a manifestarse nuevamente, y otros nuevos como el abuso sexual en la práctica y enseñanza deportiva, que el CSD debe de afrontar sin dilación liderando, con las Comunidades Autónomas, la investigación de lo acontecido y las medidas para su solución.

En definitiva, debe recuperar el liderazgo del Consejo Superior de Deportes en el conjunto del deporte español.

El comienzo de su gestión no ha sido, sin embargo, muy afortunado. La forma en que se han abordado unas “supuestas irregularidades” en la gestión administrativa de la lucha antidopaje en la CELAD, firmemente desmentidas y aclaradas por la dirección técnica de ésta y alguna sentencia reciente; la desautorización de la política antidopaje española de los últimos gobiernos -y de los anteriores Presidentes de la CELAD- ante la Agencia Mundial Antidopaje y la publicidad negativa para nuestro deporte con su proyección en los medios de comunicación no son el mejor camino para recuperar la confianza en el sector deportivo.

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