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Planificar… Esa asignatura pendiente 

  11/09/2023 ARTÍCULOS


AUTOR: Eduardo García · Vocal de la junta directiva de GEPACV; Arquitecto técnico especialista en arquitectura deportiva.

Comentaba nuestro admirado y querido Luis Solar, en una comida, que cuando en el colegio él se tenía que preocupar de si querían jugar un partido, de conseguir un balón, que eso era gestión; que cuando tenía que llamar a los amigos para jugar el partido, eso era gestión; que cuando tenía que preocuparse de reservar el campo para jugar, eso era gestión y posiblemente ahí empezara, digo yo, su brillante carrera de gestor deportivo.

Tras ese razonamiento y equiparando mis años de adolescente, que uno también ha sido joven aunque ya esté lejos, me acordaba de las lesiones practicando rugby, por el mal estado del terreno de juego, el frío de la ducha al finalizar el partido por no disponer de agua caliente, la peligrosidad de las vallas cercanas al terreno de juego, etc. etc. Y me preguntaba con la inocencia de la juventud, ¿por qué no estaban correctamente diseñadas las instalaciones deportivas? Sin duda eran otros tiempos.

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Sin embargo, ahora con más conocimiento, más medios, y más experiencia, seguimos construyendo, sobre todo a nivel público y local:

  • Instalaciones deportivas para minorías, construidas con los impuestos de la mayoría.
  • Instalaciones deportivas de incorrecto diseño (desproporcionado) y dimensiones inadecuadas.
  • Instalaciones deportivas poco funcionales para el usuario, debido a criterios absolutamente subjetivos y con materiales inapropiados.
  • Instalaciones deportivas aburridas, disuasorias para los eventuales participantes o usuarios.
  • Instalaciones deportivas que, a pesar de que el deporte ofrece posibilidades de contacto social, no contribuyen a esa toma de relaciones de una manera real.
  • Instalaciones que distancian a los jóvenes (iniciantes).
  • Instalaciones deportivas plagadas de barreras arquitectónicas.
  • Instalaciones deportivas complejas, caras, de difícil mantenimiento e insostenibles.
  • Instalaciones deportivas difíciles de gestionar.
  • Instalaciones deportivas, etc. etc.

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Si nos fijamos en la antigua civilización griega por lo que aportó al deporte (juegos olímpicos), tenemos que destacar y aprender algo muy elemental: el cuidado de las dimensiones y la proporcionalidad de sus construcciones deportivas.

Si nos fijamos en la antigua civilización romana, como cuna e influencia en nuestra cultura y analizamos someramente sus teatros y circos, observamos su funcionalidad e interrelación de espacios.

Si nos fijamos en el antiguo Egipto, podemos aprender de la aplicación de los materiales y su dominio: durabilidad, resistencia, innovación

Si nos fijamos en la antigua China destacamos de sus construcciones la armonía, el pragmatismo y la eficiencia.

Pero sin remontarnos a tan lejanos tiempos, ¿por qué ahora con más conocimiento, más medios, y más experiencia seguimos fallando en la construcción de instalaciones deportivas? Por lo menos en la construcción de los equipamientos de 'cercanía', locales y públicos.

Quizá, porque nos falta y falla la planificación. Como base de todas las civilizaciones, pero como base de una cultura poco arraigada en nuestro ADN. La planificación como primer paso consciente y, a la vez, científico que debemos adoptar para la consecución de un fin o proceso.

Si se produce una carencia de planificación de instalaciones deportivas se crearán y favorecerán unas circunstancias negativas para la práctica deportiva, en alguno o en varios de estos ámbitos:

  • Construcción.
  • Ubicación.
  • Funcionalidad.
  • Gestión.
  • Utilización.
  • Rentabilidad.
  • Sostenibilidad.

La planificación nunca puede ser una meta por sí, sino un medio para conseguir ese fin.

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Urs Baumgartner, hace ya más de 30 años, determinaba unas consideraciones sobre este tema, que desafortunadamente siguen vigentes y que es obligado recordar sobre estos aspectos:

  • La insuficiencia en el terreno del análisis.
  • La carencia o errores de bases para la planificación.
  • Ausencia de prioridades objetivas.
  • Colaboración regional y comarcal deficiente.
  • Dificultades en la coordinación y realización.
  • Faltan técnicos especialistas en la faceta de instalaciones deportivas.
  • Constante aparición de materiales tecnológicamente nuevos y en evolución.
  • Mayor normativa de aplicación, más extensa y compleja.
  • Escasa o nula consulta a los técnicos que, posteriormente, las gestionarán.

Insisto. ¿Tan poco hemos aprendido en estos años? ¿Por qué tenemos que seguir haciéndonos preguntas que debían haber tenido respuesta hace tiempo? Seguimos sin determinaciones básicas:

  • Insuficiencia de presupuestos.
  • Carencia de suelo deportivo.
  • No se estudia su ubicación.
  • Se sacrifica la funcionalidad por la estética.
  • Incorrecta utilización de las calidades de los materiales.
  • Imprevisión de mantenimiento, sostenibilidad y eficiencia energética.

En consecuencia, nos encontramos con una crítica bastante generalizada y normalmente bastante fundamentada que recoge el sentido popular hacia algunas instalaciones deportivas concretas y hacia los propios responsables de la planificación deportiva.

Quizá tengamos que analizar, para entender y poder resolver las causas, los agentes que intervienen en el proceso de planificación, diseño y construcción de una instalación deportiva pública y local e intentar determinar los diferentes fines, responsabilidades y roles que corresponde a cada uno, a la vez que realizar una ligera autocrítica.

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- El promotor o Administración pública

¿Ha analizado la necesidad de esa instalación deportiva? ¿Su ubicación? ¿Dimensionamiento? ¿Se ha asesorado o se ha dejado llevar por intereses políticos exclusivamente? ¿Pretende dejar su “legado” visible y cortar la cinta de la inauguración o le preocupa el uso y disfrute final de la instalación deportiva?

- Los técnicos que redactan el proyecto y dirigen las obras

¿Son especialistas en la materia? ¿Se han preocupado de cotejar materiales experimentados, duraderos y fiables o solo buscan la estética y “modernidad”? ¿Buscan la utilidad real de la instalación deportiva o cubrir su “ego” como la obra faraónica de su vida?

- La empresa constructora

¿Busca la calidad o simplemente la rentabilidad económica inmediata? ¿Le preocupa el posterior mantenimiento y sostenibilidad de esa obra? ¿Le da igual una instalación deportiva que un mercado o un cementerio? ¿Tiene experiencia en construir ese tipo de obras?

- El gestor deportivo público

¿Ha sido consultado sobre las necesidades reales de la instalación deportiva? ¿Se ha preocupado de analizar esa instalación y su posterior gestión antes de la inauguración? ¿Realiza un seguimiento permanente de todo el proceso de planificación, diseño y construcción o espera a que la obra se la entreguen? ¿Ha actualizado sus conocimientos para gestionar mejor luego esa instalación deportiva?

Quizá, como todo en la vida, el resultado final de las instalaciones deportivas que construimos no se deba a una sola circunstancia, sino a la acumulación de muchas de ellas y de no resolver correctamente estas preguntas por parte de todos los agentes con responsabilidad en el proceso.

No obstante y también, debamos mirar hacia nuestro entorno y considerar otras circunstancias que complementen el análisis anterior de las causas.

  • Gran diversidad de estamentos oficiales que intervienen en la realización de las instalaciones deportivas.
  • Falta coordinación entre la parte de planificación y los diferentes ejecutores.
  • No existe un plan decenal o quinquenal concreto: plan Director de Instalaciones deportivas, complementado en el Plan Rector de actividades deportivas municipales.
  • No existe, habitualmente, un estamento central autonómico para la planificación de infraestructuras deportivas.
  • No existe siempre la posibilidad de reunir todas las inversiones.
  • Falta una preliminar previsión técnica para la planificación de instalaciones deportivas.
  • Hace falta una metodología que permita determinar las necesidades reales de los usuarios
  • Es necesario recabar datos específicos y calificados, justificando cada planificación global.
  • Es necesario llegar a una cooperación adecuada y coordinada entre los diferentes estamentos políticos que tienen al deporte entre sus competencias.
  • En el futuro se debería contar con nuevos factores inherentes a la fusión de comarcas (a nivel deportivo), ya que la planificación a nivel de localidades pequeñas podría crear problemas. El desarrollo ulterior de la infraestructura comunal no puede basarse en hechos fortuitos, sino en un plan de política global.
  • Es beneficioso introducir y potenciar los deportes de ocio o espacios recreativos relacionados con el deporte, que atraigan al usuario.
  • Se deberían aplicar los mismos conceptos de ocio complementario “deportivo” a las piscinas.

En definitiva, corregir una serie de consideraciones negativas en el proceso:

  • Infravaloración profesional hacia lo deportivo.
  • Desconocimiento de la problemática deportiva.
  • Tratamiento residual del deporte.
  • Prisas en la redacción de los proyectos.
  • Falta de visión de conjunto de las necesidades del municipio.
  • Nulo asesoramiento técnico-deportivo.
  • Falta de apoyo de los sectores afectados directamente.

Como se ve, el tema de la planificación de instalaciones deportivas, que como ya hemos mencionado influirá notablemente en el de la planificación posterior de las actividades deportivas, merece más atención de lo que a primera vista podría parecer, ya que de ella dependerá el que tengan mayor o menor aceptación popular y, en consecuencia, que su gestión sea más eficaz y cumplan su función social básica para la población que, en definitiva, las va a utilizar.

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Sería razonable, entonces, plantearnos la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que un tema de tanta importancia como el deporte, no solo como actividad cultural, sino como medio y expresión de mejora de la salud, se trate con tan poco respeto y tan mínima rigurosidad?

  • No se entendería un trazado de calles sin un orden, una metodología y un análisis previo.
  • No se entendería una red de colectores de alcantarillado sin un estudio técnico.
  • No se entendería una implantación de centros escolares sin tener en cuenta la población y las edades.

En definitiva, no entenderíamos, en una sociedad moderna, prácticamente nada que no se planifique razonadamente para conseguir unos objetivos predeterminados.

Quizá en este momento donde afortunadamente ya disponemos de una amplia red de instalaciones deportivas en todos los municipios. Quizá en estos momentos donde ya hemos aprendido (y con sobresaliente) a gestionar el deporte. Quizá en estos momentos de mayor conciencia social sobre el mantenimiento, la sostenibilidad y la eficiencia energética. Quizá en estos momentos de una mayor penetración del deporte en la sociedad a nivel no solo de competición, sino de cultura, de ocio y de salud. Quizá ahora que nuestras instalaciones se están quedando obsoletas, anticuadas, ineficientes y difíciles de gestionar, sea el momento de disponer de un punto de inflexión, de recapacitar, de analizar, y de reconsiderar la PLANIFICACIÓN DE NUESTRAS INSTALACIONES DEPORTIVAS.

A través de:

  • Un análisis del entorno y la comarcalización.
  • Un análisis de lo existente, su reforma y mejora.
  • Un análisis de las tendencias y futuro del deporte.
  • Una mayor cooperación institucional.
  • Un impulso del desarrollo comunal.
  • Una priorización de actuaciones.
  • Un establecimiento de controles económicos y financieros.
  • Una mayor penetración e introducción de actividades de ocio y recreativas “deportivas”.
  • Una potenciación de criterios de mantenimiento, sostenibilidad y eficiencia energética.

En definitiva, en gestionar el balón, el campo, los equipos, como hacía Luis pero a NIVEL DE INSTALACIONES DEPORTIVAS de una manera, ya, más PROFESIONAL Y PLANIFICADORA y a lo mejor, es el momento, por la renovación de los Ayuntamientos.

Y otro día hablamos, si os parece, del diseño.

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