Antes de iniciar su carrera política, Pérez Rubalcaba llegó a ser un consumado atleta, como lo demuestra el hecho de que llegara a ser subcampeón de España en 100 metros lisos.

Ya en la década de los 80, Felipe González le reclutó para ejercer como Secretario de Estado de Educación, pero enseguida subió en el escalafón y en 1992 fue nombrado Ministro de Educación y Ciencia, departamento en el que estaban integradas las políticas deportivas. Eso le permitió llevar las riendas del deporte español durante la celebración del evento más importante de su historia: los Juegos Olímpicos de Barcelona.

En 1993, a instancias del presidente González, Pérez Rubalcaba abandonó dicha cartera para hacerse cargo de la de Presidencia y Relaciones con las Cortes. Ya bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero fue el máximo responsable del Ministerio de Interior, así como portavoz y vicepresidente del Gobierno. Tras una breve etapa como Secretario General del PSOE, se retiró de la política para reincorporarse a su plaza de profesor en el Departamento de Química Orgánica de la Universidad Complutense de Madrid. Madridista irredento, lo que nunca dejó Pérez Rubalcaba fue su pasión por el deporte. Descanse en paz.